“Imágenes cotidianas tras el desconcierto”
Producto del cansancio popular en Chile debido a las injusticias sociales, la corrupción política y el descaro de los gobiernos de turno para seguir construyendo un país que solo beneficia a unos pocos, que la ciudadanía sacó su cara más rebelde y Santiago ardió como nunca. Desde el gobierno y los medios de comunicación se han colgado como siempre, de las ramas, para evadir el problema y hemos vuelto a escuchar el “comodín” de este último tiempo: la palabra “seguridad”, decretando la ley de seguridad del estado y junto a una intervención militar.
Las fuerzas armadas se tomaron las calles y nos hicieron recordar los años más dolorosos de nuestra historia.
Debido a lo anterior, Chile se ha ha vuelto ciego y sordo a la violencia y por la violencia.
Esto es producto de situaciones que subrepticiamente han ido escribiendo su historia, pero que ahora nos encaran a rostro descubierto.
Santiago se ha convertido en el espacio de reunión de todos los que se sienten defraudados por un país que les dio la espalda, que los dejó huérfanos, y que no ha querido reconocer los verdaderos hechos.
Ese Chile hoy sufre a diario una confrontación entre estudiantes y el estado, entre trabajadores y el estado, entre grupos minoritarios y el estado, incluso, entre profesores y el estado, y ha pasado de ser una linda postal turística, a un espacio de rebeldía y represión, compromiso e indiferencia.
Este es el Chile de hoy: El de los rebeldes y el de los oídos sordos, el de la lucha y el desconcierto…