Son las 10 de la noche en Llico.
El fuego es cada vez más fuerte y el humo se apodera del aire de la zona. Eso hace que veamos solo las siluetas de los árboles y las personas que tratan de apagar, o mejor dicho, disminuir aunque sea un poco el fuego que ya se ha tomado la 7ma región. El fuego quiere también tomarse la 8va y de hecho, ya lo estaba haciendo. Incluso la 9na. El año 2017, pueblos enteros sufrieron las consecuencias del fuego y algunos quedaron en cenizas como el caso de Santa Olga o Llico.
En Chile los veranos son así; mega-incendios se hacen notar en diferentes regiones y comienza una nueva temporada. Esa vez eran las regiones del pino y eucalipto las que asumían las consecuencias y comenzaban diferentes hipótesis. Cambió la ley y con esto, disminuyeron los siniestros. Pero se trasladaron.
Años después, la ley sobre el uso de suelo se dormía en un sueño diplomático, mientras cerros completos de Viña del Mar, Valparaíso y Quilpué, entre otros, ardían. Las tomas El Sauce, El Olivar y Villa Independencia sucumbían en el fuego y derrumbaba los sueños políticos de sus habitantes. Cientos de personas murieron y solo se sabe que existieron terceros.
La ley al fin fue votada, pero rechazada.
FIRE recorre estos lugares, de sueños esfumados, y el trabajo humano para su recuperación, mientras intereses ajenos, dejan en la duda la veracidad mediática.
Serie en proceso…